-->

13. El ofrecimiento de la gracia de Dios

Creemos que Dios amó tanto al mundo que envió a su Hijo a este mundo para salvar a la humanidad, y aunque por doquier reinaba la corrupción y la rebeldía, ya había sido previsto un camino para salvar al hombre. Efesios 1:4; 2:8; 1 Pedro 1:19, 20.
Jesucristo nació como hombre y fue obediente a su Padre en todas las cosas. Por su vida y su muerte vicaria fue creada la base de la reconciliación y redención. Fue resucitado para nuestra justificación, y ascendió al cielo para reconciliar al pecador arrepentido con Dios y justificarlo en el Santuario celestial, por medio de su sangre derramada y su justicia. A través de esta acción salvadora se muestra la justicia y la bondad de Dios. Nuestro pecado fue condenado en Cristo, y al mismo tiempo nos fue mostrado el camino del perdón. Romanos 3:24.
“Lo que Dios nos indica y concede es ilimitado. El trono de la gracia es en sí mismo la atracción más elevada, porque está ocupado por Uno que nos permite llamarle Padre. …
“Tan pronto como un hijo de Dios se acerca al propiciatorio, llega a ser cliente del gran Abogado. Cuando pronuncia su primera expresión de penitencia y súplica de perdón, Cristo acepta su caso y lo hace suyo, presentando la súplica ante su Padre como su propia súplica.
“A medida que Cristo intercede en nuestro favor, el Padre abre los tesoros de su gracia para que nos los apropiemos, para que los disfrutemos y los comuniquemos a otros.” –Joyas de los Testimonios, tomo 3, págs. 29, 30.
Creemos que por medio de la gracia nos convertimos en hijos de Dios, y que ésta obra nuestra redención, nuevo nacimiento y aceptación como coherederos con Cristo. Tito 2:11; Juan 1:16; 1 Pedro 1:13.
La gracia es un favor inmerecido. Consiste en que Dios entregó a su Hijo a la muerte en lugar nuestro, para que por su sangre derramada y su justicia, el pecador penitente pueda subsistir ante Dios. 1 Juan 1:7.

0 comentarios:

Loading...
Template by - Abdul Munir - 2008