Creemos que en los tiempos del Antiguo Testamento el servicio en el santuario constituía el centro de culto, primero en forma de tienda desmontable y luego como templo. El santuario terrenal se dividía en el atrio, el lugar santo y el lugar santísimo. En el atrio se presentaban los sacrificios. Hebreos 9:1-7. A través de la sangre de los sacrificios el pecado era transferido al santuario, el cual era, por lo tanto, contaminado. Los sacrificios que se hacían a causa del pecado, señalaban a Jesús, “… El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Los sacerdotes eran instrumentos escogidos como mediadores entre Dios y los seres humanos.
Una vez al año, en el gran día de la expiación, el santuario era purificado. El sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo y asperjaba la sangre de la ofrenda por el pecado delante y sobre el arca del pacto. De esta manera se cumplían los requerimientos de la ley. Romanos 6:23. Después, como mediador, tomaba los pecados sobre sí y los llevaba afuera del santuario, donde eran colocados sobre un macho cabrío vivo el cual era llevado luego al desierto. Mediante este ceremonial se reconciliaba al pueblo, y el santuario era purificado. Levítico 16:15, 16, 20-22.
Este santuario en la tierra tenía su original en el cielo, en el cual Jesús es hoy el Sumo Sacerdote. Unicamente a través de su servicio mediador el creyente puede obtener el perdón, la justificación y la santificación. 1 Timoteo 2:5, 6; Hebreos 8:1-5; 9:11, 12, 15; Apocalipsis 11:19.
“El santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de Cristo en favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la tierra. Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado.
“La intercesión de Cristo por el hombre en el santuario celestial es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la cruz. Con su muerte dio principio a aquella obra para cuya conclusión ascendió al cielo después de su resurrección. Por la fe debemos entrar velo adentro, ‘donde entró por nosotros como precursor Jesús’ (Hebreos 6:20).” –El Conflicto de los Siglos, pág. 543.
Nuestros Principios de Fe
-
▼
2009
(37)
-
▼
abril
(37)
- 1. Las Sagradas Escrituras
- 2. Dios el Padre
- 3. Jesucristo
- 4. El Espíritu Santo
- 5. El origen de la humanidad
- 6. El plan de salvación
- 7. La Ley de Dios – Los Diez Mandamientos
- 8. El cuarto mandamiento – El sábado
- 9. El matrimonio
- 10. La alteración de la Ley de Dios
- 11. La ley ceremonial de Moisés
- 12. El estado del hombre
- 13. El ofrecimiento de la gracia de Dios
- 14. Cristo nuestra justicia
- 15. El arrepentimiento
- 16. La confesión de los pecados
- 17. El nuevo nacimiento
- 18. El bautismo bíblico
- 19. La iglesia del Señor
- 20. El lavamiento de los pies
- 21. La Cena del Señor
- 22. El Espíritu de Profecía
- 23. La reforma pro salud
- 24. Las autoridades
- 25. El juramento
- 26. El Santuario
- 27. Las 2.300 tardes y mañanas
- 28. La predicación del Evangelio
- 29. Los medios para la propagación del Evangelio
- 30. Los mensajes de los tres ángeles
- 31. El fuerte pregón y el ángel de Apocalipsis 18
- 32. El sellamiento de los 144.000
- 33. La segunda venida de Jesús
- 34. El estado de los muertos
- 35. La resurrección
- 36. Los mil años
- 37. La patria de los redimidos
-
▼
abril
(37)
¿Tienes un comentario?
26. El Santuario
Publicado por Unknown en 13:48
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Loading...
0 comentarios:
Publicar un comentario