–Salud y alimentación
Creemos que Dios creó perfecto al ser humano. Cuerpo, alma y espíritu pertenecen al Señor, y es su voluntad que las personas gocen de salud espiritual, mental y corporal. Por lo tanto, es nuestro deber observar las reglas divinas de salud, no sólo para nuestro bienestar, sino para poder servir mejor a la humanidad. Lucas 9:2; 1 Tesalonicenses 5:23, 24.
“La reforma pro salud es uno de los ramos de la gran obra que debe preparar un pueblo para la venida del Señor. Está tan estrechamente unida con el triple mensaje angélico como la mano con el cuerpo.” –Counsels on Health, págs. 20, 21.
Cuando el Creador asignó al ser humano su alimentación en el Paraíso, indicó cuál era la mejor base para ésta, a saber, la vegetariana. Los cereales, las frutas y los frutos oleaginosos forman la alimentación elegida por nuestro Creador. Génesis 1:29. Más tarde se añadieron las verduras. Génesis 3:18. Por lo tanto, nos abstenemos de todo tipo de carne (incluyendo aves, pescado y otras). Además, evitamos el consumo de bebidas alcohólicas y con cafeína (por ejemplo: bebidas de Cola), condimentos fuertes, quesos rancios y fétidos, café, té negro, tabaco, y todo tipo de estupefacientes. Desaconsejamos el uso combinado de leche y azúcar. 1 Corintios 6:19, 20.
Como creyentes adventistas recibimos también, en relación al mantenimiento de nuestra salud, mucha luz a través de los Testimonios del Espíritu de Profecía. En primera línea tenemos que mantener nuestro cuerpo saludable a través de productos alimenticios sanos, que fueron establecidos para la primera pareja humana, y mediante la aplicación de remedios naturales. Pero si nos hemos enfermado a causa de influencias externas e insalubres, equivocada manera de vivir previamente, estrés y otros factores de la vida moderna, y necesitamos la ayuda médica, entonces deberíamos consultar, si fuera posible, a unmédico creyente. Especialmente en tales situaciones podemos apoyarnos en la promesa que Dios, el Señor, es nuestro médico y nos puede realmente ayudar y sanar. Se deben usar medicamentos sólo en casos de absoluta necesidad y esto con cautela.Éxodo 15:26.
“El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen alimenticio conveniente, el agua y la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios. Todos debieran conocer los agentes que la naturaleza provee como remedios, y saber aplicarlos.” –Ministerio de Curación, pág. 89.
–El vestuario
Como creyentes adventistas somos también reformadores en el vestuario. No deberíamos llevar vestidos lujosos o noscivos para la salud, ni las aberraciones de la moda, que transgreden las leyes del pudor y contribuyen directamente a la difusión de las condiciones inmorales. Tampoco debemos usar calzado malsano.
“Asimismo también las mujeres, ataviándose en hábito honesto, con vergüenza y modestia, no con cabellos encrespados, u oro, o perlas, o vestidos costosos, sino de buenas obras, como conviene a mujeres que profesan piedad” (1 Timoteo 2:9, 10). 1 Pedro 3:3-5; Isaías 3:16-24.
Los adornos exteriores, por medio de los cuales se atrae la mirada hacia quienes los llevan, no contribuyen a la honra del Señor.
Con respecto al cabello la Biblia nos dice lo siguiente: “La misma naturaleza ¿no os enseña que al hombre sea deshonesto criar cabello? Por el contrario, a la mujer criar el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello” (1 Corintios 11:14, 15).
En el corazón donde mora el amor de Jesús, cada creyente será un ejemplo en estas cosas.